¡Sorpresa!
La que nos llevamos cuando nos enteramos de que el domingo 26 era el día de
entrada gratuita a los museos de Montréal. Según nos han contado, los más
espectaculares a nivel nacional están en Ottawa, pero en Montréal hay varios
que son muy interesantes y que descubren al visitante la historia de la ciudad.
Nos planteamos visitar el museo de Pointe-à-Calliere y el Château Ramezay. Ambos se encuentran en el barrio de Old Montréal o Vieux Montréal, así que aprovechamos para visitarlo también.
La
primera parada de camino Pointe-à-Calliere fue la Iglesia de Notre Dame.
Montréal es una ciudad con muchísimas iglesias, pero hay tres fundamentales:
Notre Dame, Marie Reine du Monde (la Catedral) y el Oratorio de Saint Joseph.
Sin embargo, Montréal es una ciudad de fundación relativamente reciente, así
que a mí, que soy una apasionada de las iglesias medievales europeas, las de
aquí me parecen “demasiado nuevas”. Sin embargo, han sabido sacarles provecho,
ya que en muchas de ellas se hacen espectáculos de proyección de luces en la
fachada que son realmente bonitos.
Como
estaba lloviendo bastante, fuimos directos al museo sin poder disfrutar apenas
del barrio viejo. El Museo de Pointe-à-Calliere nos habla de la historia de
Montréal desde los asentamientos de los pueblos nativos hasta la actualidad,
incluyendo un audiovisual con proyección sobre una parte de los restos
arqueológicos, varias salas con utensilios de diversos periodos por los que pasó
la ciudad, muchas maquetas y muchos
restos arqueológicos de los cimientos de edificios antiguos. Muy recomendable para el visitante
que quiera, en un par de horas, conocer a grandes rasgos la historia de la
ciudad. Más
tarde, paseamos un ratito por la zona de los muelles y el puerto. Llegamos
hasta el Marché Bonsecours, en el que se puede encontrar actualmente diversas
tiendas de productos québecois y artesanía inuit o de otras naciones nativas
canadienses.
Ya
por la tarde, visitamos el Château Ramezay, que actualmente es un museo pero también está catalogado como "emplazamiento histórico". Después de una hora y media de cola
bajo la lluvia :). Pero mereció la pena. Se trata de una casa perteneciente
originariamente la familia Ramezay, que luego fue pasando de manos y fue desde
cuartel para las tropas inglesas hasta escuela. La casa guarda objetos domésticos
de distintos momentos, cartas y diarios de los residentes y tiene algunas salas
ambientadas como si fueran habitaciones de época. Otro punto de vista de la
historia de la ciudad, en este caso más “casero”, del día a día de la gente y
personal.
Finalmente... ¡sorpresa! las nubes ya no estaban y se quedó buen día, así que aprovechamos
para pasear un rato por Old Montréal y degustar unos helados y cafés
aromatizados, como no, con sirope de arce.
Sara!!! Si teneis la oportunidad de ir a Ottawa visitad el museo de las civilizaciones, es precioso y muy muy interesante para ver la historia de Canadá. Besitos, M. Bru
ResponderEliminarEl Chateau Ramezay está en la lista de "los mil y un museos que visitar antes de morir" :). Mari
ResponderEliminarVamos, lo que se dice una jornada redonda.
ResponderEliminar¡Cómo mola perder la noción del tiempo visitando un museo!
Mr. Partridge 4.0