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jueves, 4 de julio de 2013

Domingo 26 de Mayo: Día de los museos

¡Sorpresa! La que nos llevamos cuando nos enteramos de que el domingo 26 era el día de entrada gratuita a los museos de Montréal. Según nos han contado, los más espectaculares a nivel nacional están en Ottawa, pero en Montréal hay varios que son muy interesantes y que descubren al visitante la historia de la ciudad.

Nos planteamos visitar el museo de Pointe-à-Calliere y el Château Ramezay. Ambos se encuentran en el barrio de Old Montréal o Vieux Montréal, así que aprovechamos para visitarlo también.


La primera parada de camino Pointe-à-Calliere fue la Iglesia de Notre Dame. Montréal es una ciudad con muchísimas iglesias, pero hay tres fundamentales: Notre Dame, Marie Reine du Monde (la Catedral) y el Oratorio de Saint Joseph. Sin embargo, Montréal es una ciudad de fundación relativamente reciente, así que a mí, que soy una apasionada de las iglesias medievales europeas, las de aquí me parecen “demasiado nuevas”. Sin embargo, han sabido sacarles provecho, ya que en muchas de ellas se hacen espectáculos de proyección de luces en la fachada que son realmente bonitos.

Como estaba lloviendo bastante, fuimos directos al museo sin poder disfrutar apenas del barrio viejo. El Museo de Pointe-à-Calliere nos habla de la historia de Montréal desde los asentamientos de los pueblos nativos hasta la actualidad, incluyendo un audiovisual con proyección sobre una parte de los restos arqueológicos, varias salas con utensilios de diversos periodos por los que pasó la ciudad, muchas maquetas y muchos restos arqueológicos de  los cimientos de edificios antiguos. Muy recomendable para el visitante que quiera, en un par de horas, conocer a grandes rasgos la historia de la ciudad. Más tarde, paseamos un ratito por la zona de los muelles y el puerto. Llegamos hasta el Marché Bonsecours, en el que se puede encontrar actualmente diversas tiendas de productos québecois y artesanía inuit o de otras naciones nativas canadienses.


Ya por la tarde, visitamos el Château Ramezay, que actualmente es un museo pero también está catalogado como "emplazamiento histórico". Después de una hora y media de cola bajo la lluvia :). Pero mereció la pena. Se trata de una casa perteneciente originariamente la familia Ramezay, que luego fue pasando de manos y fue desde cuartel para las tropas inglesas hasta escuela. La casa guarda objetos domésticos de distintos momentos, cartas y diarios de los residentes y tiene algunas salas ambientadas como si fueran habitaciones de época. Otro punto de vista de la historia de la ciudad, en este caso más “casero”, del día a día de la gente y personal.


Finalmente... ¡sorpresa! las nubes ya no estaban y se quedó buen día, así que aprovechamos para pasear un rato por Old Montréal y degustar unos helados y cafés aromatizados, como no, con sirope de arce.